miércoles, 18 de abril de 2012

LA ODISEA:
LOS PELIGROS DEL MAR (I)
Ulises y su tripulación en su vuelta a Ítaca se encalmaron en el mar. Ulises empezó a escuchar vocecillas de mujeres que cantaban casi inaudibles pero tan dulces que enganchaban fuertemente a quien las escuchara. Ulises recordó como le dijo Circe que eran sirenas, hermosas y dulces, pero tan malas como los cíclopes. Cantaban produciendo a los marinos que se tirasen al mar para ir con ellas. Ulises ordenó a sus tripulantes que dejasen de remar y se pusiesen en los oídos los panes de cera que les proporcionó la hechicera Circe para no oir el tan dulce canto.
Ulises deseaba ardientemente oirlo y ordenó a sus tripulantes que lo atasen al mastil con fuertes cuerdas y que bajo ningún quejido ni intento de soltarse lo liberasen hasta que dejasen la isla de las sirenas muy lejos.
Volvieron a empuñar los remos para alejarse de ese peligro.




No hay comentarios:

Publicar un comentario